Antonio De Raco

viernes, 7 de enero de 2011

Johannes Brahms: Op. 118 No 1 . No 2. Sara Astrid. Piano

Mundo Sonoro es el universo musical en el cual se materializa el mensaje intelectual y emocional que constituye la voz del compositor a través de la música en el intérprete.
Compositor, interprete y público conforman un triángulo cuya intimidad comunicativa permite descubrir al hombre, mutuamente, desde cualquier vértice, su naturaleza más humana, su naturaleza sensible.





Ambos Intermezzos pertenecen a la culminación compositiva de Johannes Brahms, siendo el op. 118 una de sus últimas obras.
La madurez emocional que caracteriza a estos Intermezzos se corresponde con la madurez cronológica que este monumental compositor alcanza en el ocaso de su vida.
Si puede definirse a la madurez como la capacidad de descubrir lo verdaderamente escencial en cada instancia de la vida, puede decirse que en ambos números de este op. el compositor extrae desde su propia madurez emocional, la escencia con la que configura a cada pieza de la obra como  unidad original perteneciente a  una totalidad.
En el Intermezzo No 1: el grito que clama por satisfacer con urgencia un deseo, un sentimiento; en el Intermezzo No 2:  la serenidad de saberse dueño del amor mas allá del mundo externo. Saberse dueño de ese sentimiento y vivirlo con plenitud, desde la paz que dá la sabiduría.
Esta es la visión interpretativa que se busca plasmar, la visión de un genio de la composición, que en el otoño de su vida encuentra el núcleo escencial que dá valor auténtico a sus sentimientos, en la paz de su propio mundo interior.

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