Resulta complicado a la hora de escoger las palabras adecuadas, si es que tales palabras existen, describir qué siente un adolescente de tan sólo 18 años cuando se encuentra frente a un coloso del piano, frente a un Maestro de Maestros que, aunque aparenta jovialidad, es portador de casi 90 años de experiencias trascendentes, de recitales con gloria, de escollos en el camino triunfalmente superados.
Describir ese momento sería un intento de compartir con ustedes queridos lectores, las emociones encontradas que experimentamos Mario y yo en nuestro primer encuentro con el Maestro Antonio De Raco.
Luchar por emerger del océano de timidez, incertidumbre, exitación, expectativa... y finalmente animarse a tocar.
Luego, el Juicio. La evaluación exahustiva y minuciosa, terminante y a veces muy incómoda para oídos juveniles que no tienen la práctica del rigor necesario para forjar el acero más noble que poseen los verdaderos artistas en su interior.
Y de pronto las miradas se encuentran...
Maestro y alumnos descubren algo en común, lo más valioso que han de descubrirse en todas sus experiencias compartidas: el amor puro y la total devoción, que sienten por el arte que se materializa en la Música.
Recientemente alguien comentaba en un programa televisivo que es necesario redescubrir el significado del amor, mas allá de la embriaguez pasional que produce la emoción y exaltación de la atracción inicial amorosa.
Este personaje de T.V. decía: "El amor es rigor, el amor es respeto, el amor es paciencia, el amor es tolerancia, el amor es comprensión, el amor es sacrificio..."
Volviendo a la escena en la cual los estudiantes cruzan sus miradas con la del Maestro, es en ese momento en el cual Mario y yo descubrimos que aquel ser imponente y si se quiere temerario que tenemos en frente, no es más que un hombre absolutamente enamorado del mundo sonoro que lo rodea y que habita en su interior.
Es ese amor profundo y total el que lo lleva a entregarse completamente a su musa inspiradora, la Música.
Buscando la plenitud en su amor, el Maestro se entrega en cuerpo y alma. Brinda su mente, su cuerpo, su espritu, sus manos...
Entrega todas y cada una de las horas de su vida.
Y como el verdadero amor es el placer de dar, mas allá de uno mismo, el Maestro entrega también lo más profundo de sus conocimientos a través de la enseñanza.
Su vida es pura entrega, entrega al público y entrega a sus discípulos.
Mario y yo comprendimos que cualquier observacion, cualquier réplica, por más aguda e incisiva que fuera,, por más rigurosa y estricta que nos resultara, no era otra cosa que la más auténtica devoción hacia la Música, hacia el compositor y hacia nosotros mismos.
Nos descubrimos profundamente amados ya que el Maestro, al ver en nosotros la semilla de la genuina búsqueda, nos amó verdaderamente, entregándonos en la medida de lo posible los grandes tesoros que conquistó para su Amada Inmortal: La Música.
Gracias Maestro, por ser la más brillante estrella de nuestro cielo sonoro.
Sara Astrid.
A continuación compartimos con ustedes parte de la obra discográfica del Maestro Antonio De Raco
Antonio De Raco - Mundo Sonoro de un pianista (1998)
Lista de obras:
1. Fantasía en Re menor K. 397 (W. A. Mozart)
2. Nocturno en Do # menor (póstumo) (F. Chopin)
3. Fantasía Impromptu op. 66 (F. Chopin)
4. Andante Spianato y Gran Polonesa op. 22 (F. Chopin)
5. La maja y el ruiseñor (E. Granados)
Antonio De Raco - Chopin Recital (2006)
Lista de obras:
1. Beceuse op. 57
2. Ballade No 1 op. 23
3. Moja Pieszczotka (My Sweetheart)
4. Scherzo No 1 op. 20
5. Zyczenie (A Young Girl's Wish)
6. Scherzo No 2 op. 31
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